Los niños rosados

Les gusta ponerse vestido, usar maquillaje y jugar con muñecas, pero son varones. Los llamados “niños de género variante” desafían los parámetros que la sociedad les ha impuesto y sus padres luchan entre dejarlos ser o ‘corregirlos’.

Sus fines de semana preferidos, cuando era niña, eran los que pasaba en la finca de su tío Reinaldo. Le encantaba ponerse los jeans viejos de sus primos y salir a montar a caballo. Además, sus películas preferidas eran Star Wars y Star Trek, o cualquier otra donde hubiera galaxias desconocidas y monstruos come gente.

Aunque la dejaban salir vestida de varón, sus padres insistían en regalarle el “set de la cocinita” y la Barbie enfermera. Cuando se metía en los juegos bruscos de mis hermanos, le recomendaban que mejor se fuera a jugar a “la mamá y el papá”.

Ella recuerda que le frustraba que no la dejaran hacer lo que le parecía natural y creció desafiando las reglas que le imponían en la casa. Quizá poco le sorprendió descubrir que muchos niños hoy en día son como era ella y que, de hecho, tienen nombre: se les llama niños de género variante o no conforme.

Una vez al año un grupo de estos niños se reúne en Estados Unidos. Durante un fin de semana pueden jugar a ser lo que quieran: si son varones y quieren ponerse vestido y maquillarse, pueden hacerlo tranquilamente. De hecho, el mayor evento del fin de semana es una pasarela de moda en la que los niños desfilan, vestidos de mujer.

María Elena López, psicóloga de familia, explicó a SEMANA qué significa ser de género no conforme: “Los niños tienen actitudes, comportamientos y preferencias diferentes a lo esperado y que se salen de los parámetros establecidos. Prefieren las actividades o la apariencia del sexo opuesto, incluso ser niñas, portarse como ellas”.

Se les ha empezado a llamar “niños rosados” y los blogs de los padres de estos chicos demuestran que no son unos pocos sino, más bien, una nueva generación de niños de género no conforme. Las niñas también aparecen en los blogs y asisten al campamento, pero es más aceptado que las mujeres actuemos como hombres a que los hombres actúen como mujeres.

Una de las explicaciones tiene que ver con el estilo unisex que se puso de moda durante los años sesenta, al mismo tiempo que cobró fuerza el movimiento de liberación femenina. Según explica la historiadora Jo B. Paoletti, para las feministas, la lógica era la siguiente: “Si vestimos a nuestras niñas más como varones y menos con faldas… van a tener más opciones y van a sentirse más libres de ser activas”.

Como en nuestro mundo ser hombre sigue siendo símbolo de superioridad y la mujer es vista, todavía, como el sexo débil, los niños que deciden adoptar actitudes femeninas crean controversia. Pero eso puede estar por cambiar, pues algunas corrientes psicológicas plantean que podría ser más positivo dejar que los chicos de género variante exploren su propio camino, que encasillarlos en un rol de género específico.

Por eso, los padres de esta nueva generación no obligan a sus hijos a escoger un rol único. “No todos los niños se desarrollan de la misma manera. Que en algún momento no cumplan con todos los comportamientos que se tienen previstos como masculinos y femeninos no significa que haya un trastorno en la identidad del niño explicó López.

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Las experiencias

Los padres de Alex, un niño norteamericano, contaron a The New York Times que su hijo “ha sido de género variante desde que podemos acordarnos y en este momento se apasiona e identifica por igual con el fútbol y las princesas, los superhéroes y las bailarinas (ni hablar de la lava y los unicornios, dinosaurios y arco iris)”. Pero no es tan sencillo criar a un hijo con esas preferencias, sobre todo en Estados Unidos, donde el matoneo en los colegios es muy común o en América Latina, donde el machismo es muy marcado.

Por esta y otro tipo de preocupaciones, varias madres han creado blogs donde cuentan sus experiencias de crianza. La autora de ‘Pink is for Boys’ (El rosa es para niños) explica que su hijo es particularmente tímido: “está intensamente conectado a lo que otros niños están haciendo y a si está resaltando. Cuando un niño así insiste en que quiere tener el pelo por debajo de los hombros y ropa hermosa con mariposas y brillantes, tengo que creer que es una parte increíblemente importante de su identidad. Tan importante que desplaza su preocupación por resaltar o ser diferente”.

Pero el apoyo en las redes solo disminuye la gran ansiedad de padres con niños no conformes. La pregunta más frecuente entre ellos es si aceptar los comportamientos que consideran extraños o corregirlos. López explica que es importante que “sea tratado desde la aceptación genuina y respeto por la diferencia”, pero entiende la problemática de los padres: “Es difícil, pues una parte importante de la educación está orientada a cumplir con lo que se espera como un estándar cultural”.

Muchos buscan comprender la conducta de sus hijos sin conseguir resultados.”No es fácil determinar las razones, más bien se trata de enfocar la energía en cómo entender este proceso y poder dar al niño la ayuda y orientación que requiere”, recomienda la psicóloga.

Esta nueva generación de chicos que van al colegio en falda o con maletas de Hello Kitty no serán los diferentes por mucho tiempo, al menos eso parece. Así como las mujeres ganamos espacios en la vida social y laboral a mediados del siglo pasado y las parejas homosexuales son cada vez más aceptadas, los niños de género variante están saliendo de las sombras y su aparición pública está causando alboroto.

Un caso particularmente controvertido fue el de un anuncio de la tradicional marca norteamericana J Crew. La nueva directora creativa y presidente de la empresa, Jenna Lyons, aparece en una foto con su hijo de cinco años, riéndose. El detalle está en que las uñas del niño están pintadas de rosado brillante y, al lado, hay una cita de Jenna: “Por suerte para mi, terminé con un niño cuyo color preferido es el rosado. Pintarse las uñas es mucho más divertido en neón”.

Muchos consideraron que la conducta de la diseñadota era escandalosa he incluso varios de los comentarios en Internet sugirieron que podría convertir a su hijo en homosexual. López explicó lo complejo que puede ser ese asunto: “Lo femenino y lo masculino van más allá de usar un color u otro. Es muy importante tener en cuenta que la identidad sexual es la mezcla de una dotación genética, biológica y el impacto fuerte del ambiente. Por eso es muy difícil hablar en términos de una relación causa-efecto”.

Como Jenna Lyons, muchos otros padres han aceptado que sus hijos se salen de la normal y, en ese proceso, han terminado por aprender de ellos. El papá de James, un chico de 14 años que lleva el pelo largo y se pinta las puntas de rosado, le contó a The New York Times que hace tiempo dejó de sentirse incómodo por la conducta de su hijo.

“Es un persona muy valiente. He aprendido mucho de él. Cuando estaba en la universidad me preguntaba por qué el tipo afeminado no se comportaba más como un macho para que la gente no lo molestara (…). Mi hijo me mostró que eso es parte de una identidad central, no algo que la gente puede ponerse o quitarse. Y no es su trabajo asegurarse que todos los demás nos sintamos cómodos”, puntualizó.

Fuente: EneHache

Autor: crestrepo

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