Historias De Armarios: La Duda
¿Salir del armario puede dañar una amistad? Es la duda que se plantea nuestro lector “billievit”, cuya historia he elegido para este posteo. Sigue el salto para leerla atentamente, porque además de narrarnos su caso, “billievit” nos pide que lo aconsejemos sobre salir o no del armario con un amigo con quien las cosas están un tanto confusas.
Ponte en los zapatos de nuestro lector y coméntale qué harías en su lugar.
– Leandro
LA DUDA
(historia de armario de “billievit”)
Más que contar una historia, quisiera pedir un consejo. Hace tres años entré a la carrera y, casi de inmediato, un chico en mi salón llamo mi atención. Quizá no era el prototipo de galán, pero tenía una presencia que no pude ignorar: una sonrisa cínica que contrastaba con un par de ojos que te atravesaban. Lo acepto, me atonté inmediatamente. Sin embargo desistí de hacerme de cualquier idea al notar que tenía novia, y que además tenía una aventura con una compañera de la clase. Así que traté con todas mis fuerzas de mantener mis distancias, pero el destino me puso entre ellos dos, haciéndolos mis mejores amigos. Era un poco incómodo ver cómo por meses disfrutaban de ese amor prohibido conmigo en medio, enamorándome cada vez mas de él y de su personalidad, y aun así tener que fingir que me alegraba por los dos, y además cubrirlos en su secreto. Con todo, pude manejarlo muy bien; le tomé aprecio como amigo, como hermano. Lo que sentía al principio pasó a segundo plano, para dejar lugar a una buena amistad. Así pasaron casi dos años, en los cuales la relación entre ellos terminó y acabamos los tres en diferentes salones; en contacto, pero separados.
Este semestre nuevamente estamos juntos él y yo, y aquí es donde todo se hizo extraño para mí. Por tareas y proyectos, la amistad que teníamos volvió a tomar vuelo. Ya sin ella, sus saludos son más atentos conmigo: fueron pasando de algo normal a prolongados apretones de mano, en los que a veces no me quiere soltar. Abusa de ese “juego heterosexual” de agarrarme las nalgas y el pene (a veces siento que, más que jugar, busca un pretexto para tocarme). En alguna ocasión también me jaló la mano, queriendo que yo lo toque; no lo hice porque estábamos en clases. Últimamente me abraza, e incluso me besa en las mejillas, jugando. Se baña en mi casa y se me acerca en ropa interior. Me habla cariñoso cuando chateamos y me mira de una forma que no puedo resistir cuando estamos frente a frente. Trato de no verme pendejo, pero por un segundo me siento “quinceañera”, y esos son los estereotipos y actitudes que me cagan, pero me pasa.
No sé si todas estas caricias y actitudes son sinceras. No quiero responder, aunque me ha resultado difícil. Siento que sospecha de mí y de lo que siento por él. He llegado a pensar que lo hace para descubrirme y, aun cuando somos amigos, temo que su intención sea ponerme en evidencia para divertirse o sacar provecho de ello. Realmente no sé qué hacer. Consciente él o no, siento que juega con mis emociones. Tengo 23 años y tal vez sea muy tonto o inocente para darme cuenta de lo que pasa. Ya me dirán que sus intenciones son obvias, pero no quiero perder su amistad de no ser cierto. Nunca nadie me había confundido de esa forma. Llega el punto que no sé qué hacer. ¿Alguien podría darme algún consejo?
¡Gracias, “billievit”, por compartir tu historia de armario!