El fotógrafo Philip-Lorca diCorcia editó hace unos meses un libro de imágenes de trabajadores sexuales de la ciudad de Los Angeles tomadas entre los años 1990 y 1992. El volumen, titulado “Hustlers”, incluye los nombres, edades y tarifas de los jóvenes retratados en sus páginas.
En el año 1993, las fotografías formaron parte de una muestra que diCorcia montó en el Museo de Arte Moderno de Nueva York llamada “Strangers”. La obra fue subvencionada por el National Endowment for the Arts y fue ese dinero el que utilizó el artista para pagar a estos prostitutos por sus servicios. Esto generó quejas y protestas acerca del mal uso de fondos del gobierno, por “violar los estándares de decencia”.
La búsqueda de estos chicos, obreros del oficio más antiguo del mundo, se dio en el llamado Boystown, una zona del oeste de Hollywood adonde muchos jóvenes de distintas partes del país se dirigían con el objetivo de hacer algo de dinero y comenzar a transitar el camino que los llevaría a la fama.
diCorcia iba reclutando uno por uno a estos muchachos, les abonaba su correspondiente tarifa, y armaba la escena en la cual elegía retratarlos. Así es como puede verse a Ralph Smith, un joven de 21 años con un estilo muy James Dean posando frente a un cartel luminoso del drive thru del restaurant Del Taco; a Major Tom de 20 años, durmiendo sobre la estrella de John Lennon en la acera del Hollywood Walk of Fame; o a Mike Vincetti de 24 años, parado sobre el Santa Monica Boulevard con el icónico edificio de Capitol Records a sus espaldas.
A pesar de tener ya más de 20 años, las fotografías se ven vigentes y actuales, los escenarios son penumbrosos, con una abundancia de colores amarronados y una luz que remite a un amanecer próximo o reciente. Algunos de los modelos transmiten una juventud fresca y esperanzadora, mientras que otros irradian una imagen de sueños rotos y excesos desmedidos.
