¨Lo importante no es el largo, ni el grueso, sino el tiempo que dure tieso¨ reza una frase de la sabiduría popular que resume una de las principales inquietudes del hombre luego de la adolescencia: El tamaño del pene.
Basta poner en Google ¨tengo 14 años y me…¨ y el buscador sugerirá como resultados relevantes las preocupaciones sobre el largo del pene ¿Lo probaron con 15, 16, 17… 40 años?. Y es que la tentación de medirla y compararla es “enorme”, ya sea espiando a los compañeros de vestuario en la secundaria o midiéndola con una regla desde los testículos para sacar unos cuantos centímetros de más.
La medicina convencional acepta que en algunos casos el tamaño del pene puede ser un problema, uno muy claro es el micropene, condición que tienen quienes no alcanzan a sumar 10 centímetros en estado de erección plena. Porque, ya sabemos, que no es lo mismo dormida que entusiasmada.
A continuación un breve y nunca suficiente resumen de las opciones que el mercado presenta para aumentar algunos centímetros de anatomía allí donde la naturaleza no ha sido generosa, con sus pro, sus contras y sospechas, por supuesto.
Las pastillas:
Existen medicamentos que prometen aumentar el tamaño, dando una mayor irrigación en los cuerpos cavernosos del pene y por tanto un mayor volúmen. En internet se consiguen muchas marcas, algunas incluyen testosterona. Recomendación: Si tu médico no te recomienda pastillas para que reviente el pantalón, es porque no funcionan. Es ciertamente sospechoso que ni Bayer, ni Roche, ni ningún gran laboratorio se esté enriqueciendo con este medicamento, así que probablemente no funcione.
Los alargadores:
¿Meterías tu pene en un aparato, lo estirarías un poco cada día durante meses para lograr dos centímetros más de longitud? Hay hombres que sí lo hacen y juran que han logrado una pulgada de crecimiento en un año. ¿Lo notará alguien? probablemente sólo quien se ocupó de tener el tiempo, la disciplina y la paciencia para ver cómo su miembro se asomaba un poquito más cada día. Quienes venden alargadores de pene, alegan estar avalados por una investigación de urólogos londinenses, que estaban averiguando otra cosa y se encontraron con este maravilloso resultado. Lo que no te cuentan es que esta técnica te puede dejar el pene más largo, pero más flácido y aparatos como este los hay desde hace cientos de años (y todavía hay hombres con el pito corto).
Las bombas de vacío:
Este es un alargador express. Metes el muñeco en el tubo, bombeas para sacarle el aire, y el vacío interior que se genera convierte a tu niño tímido en un pene opulento y orgulloso. Si lo adornas con un anillo (cockring) en la base, evitas que la sangre vuelva a donde debería estar y el pequeño estrangulamiento, permite que la vela se eleve majestuosa. El truco dura poco, por lo que hay que aprovechar para impresionar al acompañante y para tomarse la foto para el perfil antes de que todo vuelva a la normalidad. Eso si no te entusiasmas demasiado y bombeas hasta que te revientas algún capilar. No está demás decir que las hemorragias suelen no ser eróticas.
La silicona, colágeno y otras sustancias:
Aunque no lo creas, algunos se inyectan silicona en el pene, los resultados suelen ser tan horribles como los de cualquiera actriz que por querer parecerse a Anne Hattaway termina convertida en la Duquesa de Alba (recientemente derretida). Algunas clínicas estéticas pensaron que si hay gente dispuesta a tener los labios carnosos como un chorizo, ¿Por qué no estarían dispuestos inyectarse más abajo?. Lo que si lograron fue el aumento considerable de las consultas por “siliconoma peneano”, que así se llama cuando la silicona abandona el miembro viril y se va hacia el torrente sanguíneo. Olvidate de volver usarlo por un buen tiempo, mas que para orinar.
Las cirugías:
¿Quieres aumentar la distancia entre tus bolas y el resto de la humanidad para siempre? La cirugía de pene es una buena opción. Todos hemos jugado con nuestra criatura y sabemos que el pene no comienza desde el pubis sino un poco más adentro. Algunos cirujanos también se dieron cuenta, por lo que se practica una incisión y se saca un poco de tu yo interior hacia afuera. Quedas divino con esos tres centímetros extra que serán saboreados por alguno o algunos.
Ahora, piensa que si tienes un micropene, pasar de 8 a 11 centímetros es impresionante, pero si ya te mide 16, ahorrate el dolor del postoperatorio, tú que das vueltas para ir al odontólogo y te impresiona ir a donar sangre, piénsalo dos veces antes de entregar esa parte de tu humanidad a un bisturí.
– Koch