LA FALSA FELICIDAD VIRTUAL

¿Todos espléndidos? ¿Todo el mundo está feliz? ¿Todos exitosos? ¿Qué me pasó? ¿Qué pasó con mi vida? Estas son algunas de las preguntas que diariamente nos hacemos en la honesta charla con nosotros mismos frente a la pantalla. Pero tranquilo… a ellos también les pasa lo mismo.

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Los “Millers” -parece un chiste- son una pareja de youtubers gay de Canadá bastante populares en la red. Más allá de que está genial visibilizarnos como comunidad LGBTIQ… ¿sus vidas serán tan perfectas? Déjame dudarlo…

Las redes sociales se han convertido en una exhibición morbosa de nuestras vidas ideales. Y es que muchísimas veces, documentamos una realidad paralela a la nuestra, y por más patético que sea -y lo es-, la mayoría de usuarios lo hacemos.

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Estos portales video-gráficos nos permiten construir y mostrar una imagen que muchas veces, no coincide con la nuestra. En Facebook, Twitter o Instagram no somos quienes somos, sino quienes quisiéramos ser.

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Y de repente somos muros andantes, somos 140 caracteres mentirosos, somos una selfie bajo cuarenta capas de filtros. Somos la extensión de la hipocresía social: todos felices y bellos. No hay lugar para la duda, la angustia, el silencio o la imperfección. No hay lugar para la humanidad.

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Calculamos nuestra foto de portada y de perfil milimétricamente, instagrameamos cada una para que, con suerte, parezca salida del lente de un fotógrafo, cavilamos nuestros posts como si se trataran de axiomas de la filosofía contemporánea: diseñamos nuestra vida en el afán de convencer a otros, e incluso a nosotros mismos, de lo felices, bellos y plenos que quisiéramos ser.

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 Ni hablar de las “selfies”. La auto-foto dedicada a satisfacer nuestras grandes insatisfacciones. El maquillaje de la felicidad. El rincón de nuestros complejos, de los mil intentos de pose y sonrisa fallidos.

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Videoclip “#SELFIE” – The Chainsmokers

Pero, claro, no podemos parar. No podemos dejar de compartir esos buenos momentos -ficticios o reales- para saciar el hambre voraz de los voyeurs que observan con envidia nuestra “vida perfecta”, mientras ansiamos ser usuarios compatibles con el alegre universo web.

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Las miserias y angustias, los momentos decisivos e importantes, los escondemos detrás de la pantalla. Junto con nuestra personalidad y nuestra vida real. Total, ¿quién nos ve? ¿quién nos puede conocer tanto?

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Según un estudio de la Universidad de California, el estado de ánimo de los usuarios de redes sociales está condicionado por los posts que ven a diario. Las personas sienten que la vida del otro es mucho mejor que la propia, lo que causa frustración, depresión y angustia. Chicos, como si el mundo ya no fuera más brutal y salvaje…

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El mismo estudio concluyó que lo que se publica no siempre refleja la realidad y busca proyectar una imagen constante de felicidad, éxito y prosperidad con el objetivo de demostrar, aparentar y ser aceptado. ¡Punch! Right there in your face.

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Y ¿quién no lo ha hecho? ¿Quién no se ha reprimido algún post de tristeza, soledad, consejo o desesperación por temor a lo que puedan pensar los demás? Todos tratamos de postear un mensaje positivo porque sabemos que tendremos más likes y comentarios, ergo, seremos “más felices”. Qué triste y vacía es la vida virtual…

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El año pasado, el director Shaun Higton realizó un cortometraje titulado “What’s on your mind?” -el famoso “¿qué estás pensando?” de Facebook-, que fue visto en el Festival de Cannes y pretende demostrar que la mayoría de los usuarios de redes sociales son falsos felices. O están a punto de serlo.

Cortometraje “What’s on your mind?” de Shaun Higton

Ahora, si bien está demostrado que las redes sociales facilitan el acercamiento entre las personas, además de darle voz a quienes la usan como herramienta de discusión o debate ¿no estaríamos dedicando más tiempo a la vida virtual que a la real? ¿son realmente verdaderas las vidas que publicamos en nuestros perfiles? ¿somos nosotros mismos o una extensión de nuestro deseo?

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¿Ustedes qué piensan?

Si te sentiste identificado, comparte esta historia, alguien te lo puede agradecer.

-Koch.

Autor: crestrepo

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