CURAS QUE MATAN

El aumento de “tratamientos” para “curar” la homosexualidad confirma

que todavía nos falta muchísimo para lograr una sociedad igualitaria, pero sobre todo, que continúan siendo una afrenta a la lucha contra la homofobia.

FOTO 1

Las terapias de re-orientación sexual, conocidas también como terapias “reparatorias” o de conversión, son aberrantes métodos enfocados a “convertir” a personas homosexuales y bisexuales en, supuestamente, heterosexuales.

FOTO 2

La heteronormatividad como principio rector del pensamiento humano: para ellos, lo moralmente aceptable es el comportamiento “hetero-normal”, y si es machista/misógino mejor. Lo distinto hay que desterrarlo.

FOTO 3

Ahora, ¿cuál es el origen de estas ofertas podridas que, en muchos casos, ofrecen terapias de electrochoque para homosexuales “arrepentidos”?

FOTO 4

Pues bien, lo entenderemos mejor si nos remontamos a la clasificación de la homosexualidad como una enfermedad a finales del siglo XIX. Época en que la psiquiatría nos calificaba como “invertidos” (inversión congénita para el retrógrado de Richard von Krafft-Ebing).

FOTO 5 FOTO 6

Sin embargo Freud, contemporáneo de Krafft, no consideraba el deseo homosexual como patológico (como enfermedad), sino como una disposición en la constitución sexual de todos los individuos. Algo muy interesante para la época.

FOTO 7

De hecho Freud sostenía que todos los seres humanos nacen bisexuales y la manifestación de homosexualidad o heterosexualidad vienen dadas por factores ambientales que interactúan con los impulsos sexuales biológicos.

FOTO 8

Ojo, no estoy subiendo a Freud al podio de los héroes-activistas LGBTIQ de la historia, ni mucho menos, pero su postura y la de la psiquiatría moderna deslegitiman los calificativos peyorativos, homofóbicos, discriminadores y peligrosos de las iglesias y los movimientos extremistas religiosos, responsables de estas terapias anti-homosexuales.

FOTO 9

Pie de foto: Campaña de la Comunidad Homosexual Argentina: “Curas que matan” de 2011 donde se denuncian estas terapias en Latinoamérica y el abuso de menores por parte de sacerdotes de la Iglesia Católica, que sigue atacándonos y llamándonos: “enfermos”, “desviados”.

De hecho, la Asociación Psiquiátrica Estadounidense las condena emitiendo informes críticos, apoyados por varias organizaciones médicas mundiales, donde apuntan que no hay evidencias científicas de que la orientación sexual pueda cambiarse.

FOTO 10 FOTO 11

Por otro lado, hay que tener en cuenta que en ese tenebroso entremedio donde se nos consideraba una enfermedad, los experimentos fueron terribles y los tratamientos espeluznantes: castraciones físicas y químicas, histerectomías, vasectomías, oblaciones de clítoris, lobotomías, electroshocks, shocks farmacológicos, terapias de aversión y pare de contar.

Preparing Prisoner for Lobotomy FOTO 13

Destrozar nuestras mentes y cuerpos para cambiar nuestras orientaciones sexuales.

El documental “El triángulo rosa y la cura nazi para la homosexualidad” de Esteban Jasper y Nacho Steinberg muestra los terrores a los que eran sometidos los homosexuales de la época bajo el régimen de Hitler.

Algunas de estas prácticas, siguen siendo utilizadas por algunas organizaciones religiosas de derecha extrema que imparten estas terapias que se han convertido en todo un movimiento: los imposibles “Ex-gais”.

FOTO 14 FOTO 15

Pie de foto: Mientras algunas organizaciones como “Parientes y amigos de Ex-Gays”, “Asociación Nacional por la investigación y terapia de la homosexualidad”, entre otras, promocionan sus terapias represivas, otras ONGS exponen la verdad de estos tratamientos con testimonios de ex-pacientes.

Importantes organizaciones médicas y psiquiátricas a nivel mundial rechazan la aplicación de estos tratamientos que, según sus denuncias, producen grandes daños físicos, emocionales y psicológicos, existiendo una alta tasa de suicidios entre sus “pacientes”.

FOTO 16

¿Qué piensas de estas terapias? ¿Habría que combatirlas o someterte a ellas? Deja tus opiniones libremente y comparte esta historia en tus redes sociales.

Autor: crestrepo

Compartir esta publicación en