La cultura popular siempre ha dicho que un hombre de manos o pies grandes debe de tener
necesariamente un gran miembro viril, y viceversa. Pero ¿se cumple realmente esta correlación?
Para responder satisfactoriamente a esta pregunta debemos recurrir a los genes “Hox”.
La biología moderna ha demostrado que el cuerpo de los animales está dividido en territorios
estancos, compartimentos que no se ven a simple vista pero que están limitados por unas
fronteras invisibles. Unas barreras que las células respetan durante el desarrollo del organismo.
Cualquier especie animal posee una decena de genes Hox, siempre dispuestos en fila a lo largo del
cromosoma y con el mismo orden en todas las especies. Cada gen Hox define, y es responsable, de
una parte del cuerpo, siendo el orden de los genes en la fila el mismo que las partes del cuerpo
que cada gen define: a la izquierda los genes que especifican la cabeza, en el centro los del tronco
y a la derecha los del abdomen.
Por ejemplo, los niños que nacen con una copia defectuosa del gen Hoxa 13 tienen los dedos de
los pies cortos y grandes y los dedos de las manos cortos y doblados. Otra mutación Hox humana
causa sin polidactilia: dedos de las manos extra y dedos de los pies unidos.
Lo relevante es que los niños que nacen con mutaciones Hox que afectan a sus extremidades
también suelen presentar malformaciones en los genitales: muchas de las moléculas que forman
las extremidades crean también los genitales.
Sin embargo, la correlación positiva del tamaño de las extremidades y el pene sólo es
parcialmente cierta: es estadísticamente significativa, pero débil. Sin contar con otro problema.
Los datos que se usan se refieren a la longitud del pene “extendido” y no erecto. Un pene
pequeño en reposo no es por definición pequeño en erección: los penes que mejor funcionan a
nivel vascular son aquéllos que precisamente son pequeños en reposo y aumentan varias veces su
tamaño en erección; por el contrario, los penes que son grandes en reposo no suelen ganar tanto
tamaño cuando alcanzan la erección.
Así pues, deja de preocuparte. Hay más relación entre la percepción del tamaño de nuestro pene y
nuestra autoestima que entre el tamaño real y el tamaño de nuestras extremidades.
Aunque, habida cuenta de que los genes Hox que actúan en las extremidades también tienen
incidencia en los genitales, el hecho de que los ingleses se refieran popularmente al pene como
the-best-of-tree, down-leg o middle-leg tiene ahora más sentido real que metafórico.
Créditos: Hombres.G