Un panorama sobre las políticas y derechos LGBTIQ en América Latina y el Caribe.
Estamos en el siglo XXI, una época en la que, a pesar de las terribles violaciones a los derechos humanos que se siguen cometiendo en varios rincones del mundo, venimos avanzando en materia de derechos LGBTIQ, un fenómeno creciente en América Latina.
Pero aún nos falta muchísimo: según datos de la ILGALAC (Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex para América Latina y el Caribe) la Ley de Matrimonio Igualitario sólo está aprobada en Argentina (2010) y Uruguay (2013) y en varias ciudades de México.
Hay una figura legal similar al Matrimonio Igualitario (pero sin los mismos derechos) aprobada en Brasil (20112013), Chile (2015), Colombia (2009), Ecuador (2014) y otras ciudades de México (2007). Y en Costa Rica, existe una figura legal aún menor (que contempla todavía menos beneficios) aprobada en 2013.
Preocupa nuestro Caribe donde la ilegalidad de las relaciones homosexuales y la homofobia reinante dan lugar a persecuciones, prisión perpetua y hasta cadena perpetua en la Guyana, Belice, Jamaica, Barbados, Trinidad y Tobago, Antigua y Barbuda, Dominica, San Vicente, Santa Lucía, Granada, San Kitts y Nevis.
La ILGALAC (http://ilgalac.org) y las distintas organizaciones LGBTIQ de Latinoamérica y el Caribe vienen luchando codo a codo con los gobiernos que tienen voluntad política para, además de erradicar la homofobia y los crímenes de odio, lograr avanzar con políticas inclusivas que incluyan educación en la diversidad, leyes anti-discriminatorias por orientación sexual e identidad de género y caminos para lograr una ley de matrimonio igualitario, ley de identidad de género y ley de adopción conjunta.
El cambio que tendría que venirse es el cultural. La educación es un factor importantísimo en la formación de lxs ciudadanos. Todos nuestros países tendrían que tener una educación sexual que enseñe las distintas orientaciones sexuales, el concepto de identidad y expresión de género, la salida del clóset, etc.
Si desde pequeños nos enfocamos a formar nuestra gente con respeto a la humanidad, sin prejuicios y sin ignorancia alrededor de temas tabú como nuestra diversidad sexual, seguramente estemos abonando camino a un futuro donde tanta clasificación sexista, machista e injusta no exista, y seamos todos y todas, simplemente lo que somos: humanos.
Mientras tanto, queda en cada uno, no fomentar el odio entre nuestros compañeros de lucha: no fomentar el machismo y la heteronormatividad discriminándonos por más o menos machos y ayudar a defender los derechos de todxs.
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Koch.