El agujero glorioso. Las pompas carnosas del placer. La caverna del gozo. Es innegable que el culo es un símbolo fuerte del sexo y la atracción entre hombres.
Seas pasivo, activo o versátil es claro que un buen par de cachetes te pueden. El culo es una extensión de nuestros cuerpos que siempre estamos mirando en nosotros y en otros.
¿Porqué? Pues bien, parece que tiene un atractivo innegable y ancestral, nos remite al vaivén del acto sexual, a una cadera penetrando y otra recibiendo. A lo más primitivo y salvaje de nuestra naturaleza.
Una atracción comparable a la de una buena verga. Ambos, vergas y culos nos atraen locamente. Y no hay nada mejor que una buena y marcada cola que resista unas buenas palmaditas y unos besitos que empiecen en lo profundo y terminen en la punta del miembro.
Más allá de los roles sexuales y preferencias a la hora del sexo, ninguno puede negar el placer de agarrar un buen par de nalgas, ya sea para poseer o cuando nos estén poseyendo. Y ni hablar de un buen beso negro.
El culo, las piernas y la espalda son extensiones del cuerpo masculino que se complementan: a una espalda ancha y unas piernas marcadas y generosas deberían seguirle un culo prieto y paradito.
Y por supuesto, hay variedad de culos como hombres en el mundo. Cada uno tiene el suyo y sabe usarlo. Lo que, quizá, hace que un hombre se sienta atraído por el culo de otro hombre (sin importar la orientación sexual) es el deseo de poseerlo, de colonizar ese culo.
Un instinto ligado al poder. Al hombre le gusta poseer, no importa el rol sexual. Al pasivo le gustará que lo posean pero también tener el control y mimar los miembros placenteros de sus compañeros. Entrar a todos los espacios del cuerpo de su pareja de muchas maneras. El beso negro es crucial y a todos nos gusta recibirlo.
En estos tiempos, donde el sexo entre hombres está dejando de ser taboo (por lo menos en occidente aunque falte todavía muchísimo) debemos también dejar de lado los roles sexuales y abrirnos más a la versatilidad. Hasta al más activo le encanta que, literalmente, le besen el culo. Nuestro punto G está ahí, cerca de la próstata.
Un buen culo se sirve en bandeja de plata para darle placer.
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Koch