La siguiente historia aún no tiene un final, porque está desarrollando en este instante.
Todos sabemos que, en el rebaño de Dios, hay absolutamente de todo. Desde lo inocuo hasta los peligros del pecado que acechan hasta más no poder. Y tal parece ser que el valor de la cobardía, por no salir del armario desde hace tiempo, le están cobrando con oro el silencio de Egill Antonsson.
Esposo de Heather Antonsson, con quien tiene tres hijos, un perro, una linda casa, buen ingreso económico, y, 16 años de casados.
Pues bien, Heather se pregunta, el por qué, si lo tenía todo, ¿Por qué tenía que acostarse con el jardinero de la casa? También se tortura pensando ¿Cuántas veces lo habrían hecho? Y lo peor que se le pasa por la cabeza, es pensar que: si lo habrán hecho en su cama.
El hecho detona el 15 de octubre de 2015, cuando heather recibe una llamada anónima donde le dicen que su marido ya no está asistiendo a las clases de natación, y que lo han visto por allí con otra persona.
Heather comenta que lo tomó como una broma al inicio, no le comentó nada a Egill, pero durante las siguientes semanas, esa pequeña sensación fue tan persistente, tanto que comenzó a pensar más de la cuenta y quiso aclarar todo.
Como dice aquel viejo refrán: ¡“Piensa mal y acertarás”!
Un día rutinario, cuando su Egill salió a trabajar, ella decidió seguirlo, pasó un buen tiempo detrás de él, cuando sorpresivamente vio que la llamada anónima decía la verdad. Pero lo que ella nunca llego a pensar, era que la supuesta amante de su marido no era una mujer, sino su jardinero, quien se llama John.
Heather comenta, que se desboronó, no sabía qué hacer y la frustración la invadió.
Y como acto de venganza busco una persona para que le creara una página web, donde publicó su historia y una foto de Egill. También, contrató una empresa local para impulsar la web, y que cada vez que alguien buscara en Google el nombre de “Egill Antonsson”, saliera de primera la web creada en forma de venganza.
La página www.egillantonsson.com sigue aún vigente.
Sabemos que es una historia dolorosa para una familia, pero el hecho inicial está en no mentirse uno mismo, y luego no mentirle a los demás. Esta historia es una de las miles que se viven a diario en tantos hogares, en donde uno de los casados resulta siendo gay.
Somos Manhunt, al grano y sin rodeos.
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-Marlon