Desde el 2010 se estipula que 1,9 millones de adultos se infectan anualmente con el virus.
El Programa Conjunto de Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lamenta que se haya estancado en los últimos años el descenso de nuevos contagios por VIH en población adulta a nivel global, tras la reducción significativa del 40 por ciento registrada desde que en el año 1997 se alcanzara el pico máximo de nuevos casos. De hecho, alertan, en algunas regiones incluso están volviendo a repuntar.
En su último informe mundial se recogen los principales logros conseguidos en los últimos años como en lo que respecta a nuevos casos de VIH en niños, que han caído en más de un 70 por ciento desde 2001, pero denuncian que entre la población adulta se deben intensificar los esfuerzos porque el número de nuevos contagios se ha estancado.
De este modo, estiman que en los últimos cinco años (entre 2010 y 2015) se han producido 1,9 millones de nuevos contagios en población adulta y en algunas regiones los casos vuelven a crecer, lo que dificulta que se pueda lograr el objetivo de acabar con el sida en el año 2030.
En concreto, el aumento de las nuevas infecciones anuales entre 2010 y 2015 fue del 57 por ciento en Europa Oriental y Asia Central, mientras que después de años de una caída constante el Caribe también ha experimentado en ese periodo un aumento del 9 por ciento, en Oriente Medio y el Norte de África crecieron un 4 por ciento, y en América Latina un 2 por ciento.
Por contra, los nuevos casos de VIH se han reducido ligeramente desde 2010 en Europa Occidental y Central, América del Norte y África occidental y central, mientras que en África oriental y meridional han caído un 4 por ciento y en Asia Pacífico, un 3 por ciento.
ONUSIDA también recoge en su informe el impacto que ha tenido la epidemia del sida en los últimos 35 años, con 35 millones de muertes por enfermedades relacionadas con el sida y 78 millones de afectados.
POBLACIÓN DE RIESGO
Además, recuerdan que existen grupos de población más vulnerables como los hombres homosexuales o que tienen sexo con otros hombres, prostitutas, transexuales, usuarios de drogas inyectables o población reclusa, que representan un 35 por ciento de todas las nuevas infecciones registradas a nivel mundial.
De hecho, se estima que los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres tienen 24 veces más probabilidades de contagiarse que la población general, al igual que los usuarios de drogas inyectables, mientras que en el mundo de la prostitución el riesgo es 10 veces mayor y en el caso de los transexuales, 49 veces mayor.
Por ello, ONUSIDA defiende la necesidad de que estos grupos de riesgo tengan acceso a todas las opciones de prevención para protegerse ellos mismos y a sus parejas. “Hoy en día tenemos múltiples opciones de prevención, pero la cuestión es el acceso, si la gente no se siente segura ni tiene los medios para acceder a los servicios de prevención no vamos a acabar con esta epidemia”, ha defendido Sidibe.
SÓLO LA MITAD TIENEN UN TRATAMIENTO DISPONIBLE
El informe también muestra las brechas en el acceso al tratamiento antirretroviral como una estrategia clave para prevenir nuevos contagios. Sin embargo, según denuncian, se estima que poco más de la mitad (57%) de los 36,7 millones de afectados por el VIH conocen su estado serológico, un 46 por ciento tienen acceso al tratamiento y un 38 por ciento tiene controlada su carga viral, lo que les impide transmitir el virus.
Los porcentajes todavía están lejos de los objetivos marcados por ONUSIDA para el año 2030, cuando prevén que el 90 por ciento de la población con VIH conozca su estado serológico, tenga acceso a un tratamiento adecuado y tenga la enfermedad controlada.
No obstante, pese a estos datos el informe muestra algunas mejoras ya que en 2015 se estima que había unos 17 millones de afectados con acceso al tratamiento antirretroviral, el doble que en 2010 y 22 veces más que los que había en el año 2000.
Además, este organismo de Naciones Unidas también lamenta que las ayudas económicas de donantes internacionales hayan caído a sus niveles más bajos desde 2010, pasando de los 9,8 millones de dólares (unos 8,8 millones de euros) de 2013 a los 8,1 millones (7,2 millones de euros) registrados en 2015.
Pese a este descenso, al menos celebran que se estén estableciendo acuerdos para garantizar que esta financiación llegue directamente a las personas más afectadas por el VIH.
Créditos: Cascara Amarga
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