Entendemos por marica mala aquel divertido, incisivo y dicharachero colega al que adoramos ver criticando a los demás pero tememos por el día en que su lengua venenosa se dirija hacia nosotros con toda su vehemencia. El tipo de gay que uno prefiere tener de amigo antes que de enemigo. Una bitch en toda regla que nos divierte y asusta a partes iguales.
Pero la pregunta es: ¿nacen o se crean con el tiempo?
Según cuenta el reconocido psicólogo catalán Gabriel J. Martín en sus estudios, una marica mala es un gay que proviene de entornos en los que se le ha reprimido al máximo la expresión de sus enfados, no se le ha permitido expresar aquello que le hería y por eso ha adquirido este estilo tan indirecto y manipulativo que les caracteriza. Por otro lado, su agresividad y falta de autoestima se manifiesta en un fenómeno curioso: tienden a descalificar a los demás para poder sentirse mejor de lo que se sienten. En el fondo, lo que hay en ellos es mucho dolor, mucha rabia y, por qué no decirlo abiertamente, mucha cobardía y muy pocas ganas de aprender a ser mejores personas.
Suelen ser seres inadaptados sociales de su propio entorno y adoran sabotear las actividades con amigos; por ejemplo: si van todos a un bar, nunca dirá que el sitio no le gusta, pero pasará toda la noche criticando la decoración, la música y el físico o la ropa de todos los chicos presentes en el lugar.
Otra característica de una marica mala es la de sentirse siempre discriminado y tratado injustamente por los demás. También culpan a los demás de todos sus errores, pues nunca son capaces de aceptar que algo no salió bien por su culpa.
Normalmente este tipo de gays se caracterizan por tener actitudes arrogantes, amenazantes y desafiantes que les sirven de protección ante su inseguridad, baja autoestima y una elevada necesidad de autoafirmación. Y aunque evitan las confrontaciones físicas, sí son tremendamente cargantes con su agresividad verbal.
En el terreno de las relaciones personales más íntimas también son tremendamente complicados. Si algún chico les gusta no les importa nada más y suelen obsesionarse y luchar con todas las armas más pueriles de las que sean capaces. Hienas al acecho capaces de ultrajar a quien sea con tal de acaparar la atención de su presa.
¿Cómo lidiar con ellos? Marcándoles de una manera tajante hasta dónde pueden llegar, siendo precavido en las intimidades que les cuentan para que no puedan usarlas y, si no hacen propósito de enmienda, alejarse de ellos. Finalmente gente así, da igual su sexualidad, son personas nocivas y tóxicas.
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