Según reza una de las páginas de temática gay más divertidas de Facebook: dónde esté un buen empotrador, que se quite lo demás.
En esta plataforma polémica, rebelde y en constante ebullición, se define como una web “muy marica y machisteante en favor de los empotradores heteros y tremendos. Una musculoca no podrá llegar a esto y las rechazamos de pleno en el terreno de la empotración. Que no te engañe.”
Obviamente se trata, por una parte, de una oda a los pasivos, tan denostados siempre socialmente, como si copular por el ano fuera algo malo, y, por otra, una crítica ácida y mordaz a toda la cultura de chicos de plástico musculados, desnaturalizados, con las cejas depiladas y sin un pelo en el cuerpo. Vamos, las musculosas de toda la vida. Toda una coña marinera que ha conquistado más de 10.500 corazones y subiendo.
¿Pero qué es un empotrador? Leamos su curiosa definición:
Empotrador: m. Dícese del hombre que dice ser heterosexual, con pinta de heterosexual, y que aparentemente lleva una vida heterosexual, ya sea con o sin pareja heterosexual, que sólo por vicio, gusta de meter el pito por el culo a hombres homosexuales, tan sólo por el hecho de sentirse más hombre y reafirmarse en su heterosexualidad.
¿Y qué debe tener, de manera resumida, un buen cerdo empotrador?
Físicamente todo empotrador que se precie de serlo debe cumplir unos requisitos como cuello de mulo, lomo de toro, espaldas como la Sierra Morena, brazos capaces de partirte la cadera de un guantazo, codos que hacen pico, la necesaria arruga en la nuca, piernas brutísimas con pelos, cara de segurata, olor intenso y profundo a hombre y pecho que incite a despertarte todas las mañanas con la cabeza apoyada en él sintiéndote su hembra.
El empotrador es un hombre corriente y moliente, de la calle, de barrio, que puede o no puede tener unos mínimos conocimientos culturales, puesto que su lugar en la naturaleza es el de copulador y poco más. Suele desempeñar oficios rudos como los de encofrador, GEO, legionario, militar o bombero…
Aunque suele despertar también pasiones entre el público femenino al que acude también a cubrir, es con las maricas con los que un empotrador se siente hombre verdaderamente, maltratándolas durante el empotre con todo tipo de desprecios y tan sólo preocupándose de conseguir su placer, aún a sabiendas de que la marica está disfrutando tanto o más que él.
Convertida casi en una religión, esta adoración a los empotradotes tiene frases tan ingeniosas como estas:
– Orgulloso de mi hombre, de lo bien que me empotra en la cama.
– Que te la chupes hasta el fondo y te caiga la lagrimita. Las arcadas o son muy sentidas o no son prueba de amor.
– Cuando te la están metiendo, todos son monos.
Resumiendo, los empotradotes son hombres rudos, de aspecto bien robusto y actitud masculina a los que le gusta hacer siempre de activos para sentirse más machos. Ahora que ya sabes lo que es un empotrador podrás reconocerlos y disfrutarlos como se merecen. O quizás seas uno de ellos y no lo sabías. ¿Prefieres empotrar o ser empotrado?