Cada vez se están estandarizando las parejas abiertas dentro del mundo gay. Pero cuando una pareja homosexual tiene una relación cerrada, parece que el estigma de la promiscuidad planea sobre ellos y los temidos celos acuden en manada. Entonces, ¿somos todos infieles por naturaleza y necesitamos vivir al libre albedrío? ¿no hay opción a una pareja estable sin dramas ni libertinaje?
Las bases de toda relación estable y con futuro incluyen comunicación, un proyecto común y confianza. Luego si hay dudas es porque fallan, más de allá de la confianza, la comunicación y el proyecto común.
Todos los hombres tenemos necesidades, pero hay elementos que fomentan el sentir deseos por otros que no son tu pareja.
– El sedentarismo, que acarrea finalmente aburrimiento y falta de interés para con el otro. Hacer planes con tu pareja fuera de casa aviva la relación y genera buenos momentos.
– Las ausencias. Los largos periodos separados, por mucho que crean que tienen su espacio, también hacen que busquemos el calor en otros cuerpos.
– La rutina sexual. Hay que probar cosas nuevas y no perder la fogosidad. Hacerlo en lugares nuevos, posturas nuevas, juguetes, fetiches, tríos… El morbo de cada pareja es un mundo y hay que ser abiertos de mente.
Si sorteamos estos obstáculos y actuamos con sentido común, se pueden mantener relaciones estables de larga duración sin mayores preocupaciones. Otra cosa es que queramos poner de nuestra parte, pero, en esos casos, es que no pretendemos luchar por nuestro amor y realmente no buscamos una pareja de este tipo, por lo que es mejor romper y dejar el innecesario sufrimiento. Vivir junto a alguien en el que no confías no es justo para ninguno de los dos.