A veces la justicia es ciega y sorda. El joven Joan Cardona ha aparecido estos días en
todos los medios españoles por lo surrealista de su historia. Una joven le acusa de
agresión sexual a pesar de ser homosexual y de que, en el momento en que
supuestamente ocurrieron los hechos que la chica denuncia, Joan estaba chateando
con su novio.
Joan aportó en el juicio multitud de pruebas que lo situaban en su casa con su hermano y
su compañera de piso y, para nada, coincide con la descripción que dio la chica del
asaltante más allá de rasgos genéricos típicamente mediterráneos. La única prueba que
se aportó para el caso fue señalarle como el asaltante cuando la chica lo vio comprando
en el supermercado en el que ella trabaja. Algo que normal, ya que Joan era cliente
habitual al vivir por la zona.
Obviamente, estamos ante un más que evidente error judicial y todo huele a un
preocupante caso de flagrante homofobia. Para denunciar esta injusticia se han creado
plataformas como esta:
https://www.change.org/p/tribunal-constitucional-para-que-el-caso-de-mi-hermano-
joan-cardona-sea-valorado-con-detenimiento-ya-que-le-piden-3-años-de-prisión-
por-un-delito-que-no-ha-cometido
En ella se solicita una severa revisión del caso que no se sostiene por ningún lado a tenor
de las pruebas presentadas por la defensa. Si quieres apoyarle en su causa también
puedes seguir su historia en las redes sociales:
http://facebook.com/justiciaparajoanjusticiareal
https://twitter.com/JusticiaJoan
Pero lo más recalcitrante de este caso es ¿qué interés tendría un homosexual en que
querer tocar las partes íntimas de una mujer? Sin contar que si sufres una agresión no
esperas 10 días a denunciarlo y menos aún acusas a alguien sin tener la certeza de que
ha sido él. Parece que no hemos aprendido nada después de ver Pretty Little Liars.
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