No, el VIH no significa SIDA. El VIH no se trasmite por besos, ni por abrazos, ni mucho menos por compartir alimentos. Esos son puros mitos. El VIH es un virus complicado que puede acabar con nuestras vidas, pero que de igual manera se puede prevenir. Solo es cuestión de saber cómo hacerlo y con quién hacerlo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el mundo hay 33,4 millones de personas infectadas por VIH, de los cuales 30 millones son adultos y 3.4 millones son menores de 15 años, finalmente la OMS estima que anualmente 1.8 millones de personas mueren por la enfermedad.
En una organización de salud que hace pruebas del VIH me encontré con Andrés Cardona, coordinador del proyecto VIH, quien me explicó más allá de los mitos del VIH y además me invitó a realizarme una prueba, para demostrarles a ustedes que no es algo del otro mundo.
Primero que todo, no solamente por relaciones sexuales se suele trasmitir el VIH, este virus se transmite básicamente de tres formas; la primera, es por relaciones sexuales no protegidas; la segunda, es por compartir elementos cortopunzantes como cuchillas deafeitar y agujas; la tercera es por vía vertical, es decir, cuando la madre tiene VIH y le pasa al hijo, esto anterior se da por desconocimiento de que la mamá tiene VIH, ya que una madre con VIH no significan hijos con VIH.
La diferencia entre el VIH y el SIDA es clara, Andrés explica, “el VIH es el virus cuando entra a la sangre y se instaura en la persona y se empieza a replicar, una persona con VIH es una persona que tiene el virus, en cambio una persona con SIDA es cuando ese virus empieza a manifestarse en signos y síntomas, sin embargo, hay que precisar que el SIDA no es la etapa final del VIH, muchas personas se han recuperado de esta situación”.
En los años ochenta y noventa, recuerda Andrés, las personas que estaban infectadas de VIH se tomaban 16 pastillas al día, ahora estas personas se toman 2 pastillas. Esas 16 pastillas tenían unos efectos colaterales muy fuertes, la lipodistrofia por ejemplo, que hace que las grasas se acumulan de una manera diferente a como se deben de acumular, es decir, la grasa de los cachetes se iba. Se veían personas con hendiduras en los cachetes o con ‘maleta’, cuando en los ochenta o noventa se decía esa persona tiene VIH porque se le veía en la cara, era porque tenía esos típicos efectos colaterales. De allí viene ese prejuicio, de que el VIH se ve.
Andrés, finalizó recordando que “aunque el VIH sea llevadero no quiere decir que no deba de importar, muchas personas le perdieron totalmente el miedo a este virus y por ende se dejaron de cuidar. Hay que cuidarse tanto uno mismo como al otro”.
La prueba que me hice, fue una prueba rápida, emitió el resultado en 20 minutos, Andrés me aclaró que era una prueba presuntiva, es decir, donde presume que el resultado puede ser reactivo o no; esto no quiere decir que la prueba carezca de validez, ya que tiene un elevado nivel de confiabilidad, pese a esto, cuando el resultado sale positivo, se recomienda hacer la prueba Wertern Blot, la cual demora 15 días y da un resultado minucioso. En caso que la prueba que me iba a realizar saliera reactiva, es decir, positiva, el resultado me lo entregarían en compañía de una psicóloga, ya que aunque no es el fin del mundo, personas como yo morimos del miedo ante la posibilidad de haber hecho las cosas mal y tener una gran consecuencia.
Hay tres puntos en este test: el primero simbolizado por el número 1, si la sangre allí es que encontró los anticuerpos luchando contra el VIH-1, si se detiene en el número 2, es que está presente el VIH-2 en la sangre y sí termina la sangre en el extremo donde se encuentra la C, que significa control, es porque el test te grita con alegría que no estás infectado y que lo has hecho bien… o que simplemente has estado de buenas.